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Tópicos y temas financieros. Opiniones Cartesianas

Fecha de publicación 05 de noviembre de 2019

Cartesio opina sobre distintos tópicos y temas del mundo financiero. El objetivo es desmontar mitos y generar debate sobre conceptos a veces no bien entendidos.

Nº 1. “Las ampliaciones de capital son dilutivas para los accionistas“

Nº 2. “La rentabilidad por dividendo es una buena señal de compra“

Es muy común oír, tanto entre inversores privados como profesionales, que un buen dividendo es un motivo de peso para comprar una acción. Puesto que el único dinero que el inversor verá entrar en su cuenta con motivo de su inversión es el dividendo, cuanto más alto sea ese dividendo, mejor. El error en este razonamiento reside en pensar en el dinero de la empresa y el dinero del inversor como conceptos distintos. En realidad, el dinero de la empresa es dinero del inversor, independientemente de en qué cuenta corriente esté.

El dinero que una compañía genera para sus inversores es el beneficio neto de sus operaciones. Todo este beneficio pertenece a los accionistas en proporción al número de acciones que tengan. Por otra parte está lo que la compañía decida hacer con ese dinero. A grandes rasgos, las empresas tienen 3 opciones. La primera es invertir parte de ese beneficio en seguir creciendo la compañía. Si esa inversión consigue tener un retorno superior al coste de capital, la empresa estará generando valor con esas inversiones y las acciones subirán. La segunda es recomprar acciones, lo cual creará o destruirá valor en función del precio de compra, como ocurre con cualquier inversión. La tercera es repartir los beneficios en dividendos.

El dividendo no es más que el beneficio residual que queda tras contemplar todas las inversiones que pudieran generar valor. Visto de otra manera, cuanto mayor es el dividendo en proporción al beneficio, menores son las perspectivas de crecimiento rentable de una compañía, o menor capital necesita para obtener el mismo crecimiento a futuro. De la misma forma, un recorte de dividendo puede indicar o bien una mayor necesidad de recursos para invertir en crecimiento, o un problema de solvencia para el cual se necesite capital.

En ocasiones, las compañías priman el dividendo a invertir en el negocio o reparten dividendos financiados por deuda. Cualquiera de estas opciones supondrían un coste de oportunidad para los accionistas y serían un mal indicador sobre el equipo gestor de la compañía.

El atractivo de una compañía como inversión debe de evaluarse en función de su beneficio total actual y esperado, y no de su dividendo. El dividendo, actual e histórico, debe contemplarse como una fuente de información sobre las perspectivas de la compañía en cuanto a solvencia, capacidad de crecimiento o rentabilidad a futuro.